Iglesia, cultura, evangelismo… ¿Es función de la iglesia interpretar la
cultura para ser más precisos en la predicación del evangelio? ¿acaso es la
cultura una herramienta, o una situación que expone la condición del hombre?
¿no se corre el peligro de predicar un evangelio soslayado, dejando de esta
manera el propósito y el fundamento y esencia del evangelio? Para ser más preciso,
muchas culturas primitivas andinas, que algunas llevan el título de tribus originarias, llevan en su seno practicas
idolátricas y un abuso desmedido de la mujer, ¿usaremos esas herramientas para
ser más precisos en la predicación del evangelio?, ahora hay otra trampa en la
que se han inmiscuido los cristianos, y es el tema de las etnias, una etnia es algo más complejo que una tribu originaria,
estas están condicionadas por raza, una comunidad y un parámetro lingüístico y
a una situación política incluso. Es decir entonces, que hay una enorme distancia
cultural entre unos y otros, anhelar ir a las etnias
sin una construcción cultural por un lado y sin una formación teológica cultural
por otro, es como escalar el Everest sin oxígeno.
La mala interpretación del
texto de Romanos 1:16 es la consecuencia de los desvaríos o las desviaciones.
El evangelio e poder de Dios, «de Dios»
no de los métodos, «de Dios»” no de los
hombres. «poder» es una palabra
sacada de su contexto, es decir cada predicador hace un uso anacrónico de esta
idea, colocando se él como fuente de “poder”
retorico con un uso excesivo de una homiletética desbordada, bien prolijita y
aliterada, pero anacrónica. Ahora Cuando Dios envió a su hijo, los envió desde
la eternidad, y cuando este llego al contexto de los hombres su presencia
quebranto, rompió, desmembró las estructuras políticas, religiosas, culturales
y sociales, los mismo sucedió en su ministerio y su resurrección. El poder de
Dios dio su manifestación en estos eventos, fueron hechos históricos como testimonios
de su deidad en el contexto de los hombres. Estos hechos de poder son
evidencias terrenales desde la eternidad, analice detenidamente los versículos de
Romanos 1:18-20. Notara Uds. que es Dios quien se revela por medio del evangelio,
por ende, el poder está en Dios y es desde el que procede, hace tiempo escuche
una frase que decía lo siguiente “Dios es
el evangelio” dude por mi concepción estructurada, hoy estoy convencido por
las escrituras que Dios es el evangelio.
Cuando los reformadores empezaron a mirar las escrituras, claro que miraron
la cultura y la política, la religión y no se inmiscuyeron en esos asuntos,
ellos vieron el evangelio eterno que es a-cultural, es decir no está
condicionado por la cultura ni necesita de ella, no va hacia las etnias como
una verdad que se acomoda a su modo de vida. El evangelio es eterno, el evangelio
es de Dios 1º Tesalonicenses. 2:2,8-9 1º Timoteo 1:1. 2º Timoteo 1:10, los
reformadores vieron este evangelio y quebraron toda la estructura que les
rodeaba, ¿fue por su poder dialectico?, ¿por su poder retorico?, ¿fue por su homilética
ordenada? No, fue por el uso de los recursos eternos de Dios, ellos tenían este
tesoro en vasos de barro 2º Corintios 4:7 (sus
propias vidas) “para que la excelencia
del poder sea Dios”. Entonces que esto de Iglesia, cultura y evangelismo…bueno
no es otra cosa más que un neo reduccionismo de las verdades fundamentales del evangelio,
el uso excesivo de personas “profesionales”
políticos y psicólogos para abordar la problemática socio cultural llevando en
su seno un cristianismo relativo. Así que, veo en el futuro un panorama muy extraño,
un clima raro, y en medio de todo lo que me rodea después de contemplar un
evento histórico como la reforma, me paro observo con detenimiento la precisión
de las escrituras y lo único que veo es, manchas en nuestros ágapes, nubes sin
agua, arboles otoñales, ondas fieras de mar, estrellas errantes. De todas estas
cosas queda a ud hacer un propio análisis de su conciencia hacia a donde ud se dirige,
pero recuerde en este camino hay una profunda soledad, pero con una profunda convicción
la de ser fiel al Señor hasta la muerte, pero no para nuestra gloria, sino por
su gloria y para su gloria. Porque él es poderoso para preservarnos sin caída hasta
nuestro encuentro. Judas 24-25.
Mario Grigüelo
ensayo sobre a Reforma