sábado, 28 de marzo de 2020

PUESTOS LOS OJOS EN JESUS



A treves de la historia encontramos hombres y mujeres que fueron traspasados por la tragedia, las iglesias también en medio de la persecución sufrieron pérdidas, en esos tiempos el dolor se hace insoportable, la dudas y el no poder entender, la negación a la realidad hace que toda nuestra fe se esfume y hace efímera en nuestra existencia. No es un tiempo agradable, el tener que vivir con la ausencia de quien ya no está. No es tan simple armar una estructura, las palabras están de mas y no hay consuelo cuando se enfrenta la perdida. Dios consuela, seguro claro. Creemos eso, pero él tiene en sus manos una herramienta que no es de nuestro agrado, el tiempo. 


Esta fue la situación con la cual trabajo con Job. Fue sometido a una prueba tremenda donde perdió sus hijos de manera repentina, Dios probo la fe de Job con el fin de demostrar a Satanás la eficacia de la fe y la justicia. Fue tremenda la soledad que experimento este hombre, y más aún la incomprensión de los que le rodeaban. Dos cosas sobresalen de esta historia. Primero, el control que Dios tiene sobre los suyos y segundo como satanás tiene un límite establecido por Dios. 


Entonces hoy frente a las circunstancias que nos rodean debemos confiar en Dios y su soberanía, esto se ve por la convicción de la veracidad de su palabra y la convicción de su presencia en nosotros. La perdida, el dolor la angustia son reales en nuestra vida y tienden a quitarnos el gozo, que está más allá de nuestras realidades. El gozo está en el Señor y en la contemplación de su persona en la comunión por medio de su palabra.


Pero hay un texto que nos impulsa a tener firmeza en medio de situaciones difíciles, los lectores habían sido expatriados, alejados de sus familias y muchos habían perdido familiares por medio de la persecución. No eran buenos momentos para la iglesia de aquellos tiempos. El autor de hebreos expone un principio importante en el andar del creyente y los hace por medio del siguiente texto


puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios

                                                                                   Hebreos 12:2.  
hay en este texto una serie de consideraciones que debemos tener en momentos de dificultades que nos rodean.

1. puestos los ojos en Jesús”: es una expresión de mirar el horizonte, fijar los ojos en una cosa específica, es también la idea de un judío llegando a Jerusalén y ver de lejos el monte Sion y fija su mirada para llegar pronto a lugar indicado.  La exhortación del autor es la de concentrar nuestra voluntad en contemplar solamente a Cristo por el texto es enfático, “puestos los ojos…[en Jesús]” y esto es muy relevante y esperanzador a ver el texto. ¿Quién es Jesús para nosotros? Colosenses 1:27 Cristo la esperanza de gloria, 1° Timoteo 1:1 Jesucristo nuestra esperanza. Jesús es todo eso para nosotros, él como dador de esperanza y él como fuente de esperanza. No solamente él da esperanza, sino que él es nuestra esperanza.

2. También el texto va a poner énfasis de porque y quien es Jesucristo en quien yo debo poner mi mirada, hay en Cristo dos evidencias para que mi mirada sea segura. Primeramente, él es “autor…[de la fe]”. La palabra autor tiene dos connotaciones, primero el autor como que planifica y segundo el autor como el que ejecuta.  Debemos entender que Cristo es autor desde su soberanía que planifica la salvación, participe y coautor con el padre. Hebreos 2:10. También Hechos 3.15 dice el texto que los judíos “mataron al autor de la vida”. Y hebreos 5:9 dice el texto que el es “autor de eterna salvación”. Esto que vivimos, nuestra vida cristiana, nuestra posición de redimidos, tiene un autor y es Cristo, y él es autor de nuestra fe, y vino a ser autor perfeccionado de esa fe por medio de la agonía del Getsemaní y el flagelo de Cruz.  En segundo lugar el texto dice “consumador…[de la fe]”. Y se refiere que él es el único capar de completar, la obra encomendada, el cómo consumador padeciente, porque el texto dice “sufrió la cruz”. pero también él cómo consumador es soberano porque en texto dice que “se sentó a la diestra del trono de Dios”. Cristo ya no tiene una posición de agonía y dolor sino una posición de gloria junto al padre con una obra consumada a nuestro favor.


Pero lo que más me llama la atención de este texto es la frase “el cual por el gozo puesto delanteesta expresión tiene un énfasis importante y esperanzador. Cristo en la eternidad se coloco frente al padre como cordero, y eso trajo satisfacción al padre. Para Cristo, el hecho de saber que su muerte traería gozo al padre, y el hijo presentar a su Padre como justo entre los hombres. Ese gozo que el hijo contemplo en la eternidad como autor y consumador de la salvación fue suficiente para que su voluntad sea divina, “por el gozo puesto delante del él…[sufrió la cruz]”


Cuanta verdad encerrada en estos textos, cuanta paz y esperanza nos da saber la anticipación de su gloria y la consumación de su cruz. No es un momento fácil que pasamos ahora, todo nos parece negro en el aquí y ahora. Pero la expectativa de Cristo desde su gloria debe ser imitada por nosotros para tener la expectativa de su gloria y sus moradas.


Cambel Morgan dice en una de sus libros “me mueve la expectativa de su gloria, me contiene la expectativa de sus moradas y me humilla la expectativa de su persona…porque allí le veré “tal como él es” dos días después, este que hombre escribió esto, partió a la presencia del Señor. Es indudable que hay situaciones que no entendemos y quisa Dios decida nunca revelarnos el porqué de las cosas que pasan. Pero nuestra mirada puesta en él nos dará en medio del dolor una paz que solo el puede dar. Esa paz que trae alivio al contemplar su gloria.


Considerad a aquel que sufrió tal contradicción
 de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo
 no se canse hasta desmayar
                                                                   Hebreos 12:3



Mario Griguelo

29/03/2020

 


jueves, 26 de marzo de 2020

El Corazón Fijo En Dios. (Sal.57:1-11)



Este salmo de David nos presenta al hombre de Dios huyendo del peligro y de sus perseguidores como de Saúl a la cueva de Adulan (1 S.22) o En-gendi (1 S. 24). No son mucho los hombres que anduvieron en peligro de muerte como David. Es probable que en estos días nuestras vidas se hallen en el umbral de problemas y peligro como esta pandemia que esta aterrorizando a miles de personas que desearía escapar a una cueva como David. La fe nos llena de gozo cuando es probada por el Autor de las pruebas, pero nunca nos libra de tomar las precauciones indispensables. Para una fe firme poco importa los días malos cuando somos fortalecidos en la gracia para enfrentar los peligros de la vida a pesar de no ver con claridad el propósito de Dios (R.8:28). Hay pruebas de todas clases, pero cualquiera sea nuestra situación no debemos descuidar nuestra comunión con Dios. En estos días malos que nos toca vivir, una manera de atravesar los embates de la vida viene del corazón que está fijo en Dios. Este salmo nos enseña como el hombre de Dios se mantiene firme bajo el amparo de Dios.

1.      El Ruego de David (v.1,2)
¿A dónde corre el justo en tiempo de crisis? ¿A dónde corría David? ¿Dónde se refugiaba cuando su vida se encontraba entre leones? Muchas veces estamos tan obsesionado con algún problema que nos hace olvidar de buscar la protección y el poder de Dios en oración. David no hizo esto, sino que fijo su corazón en Dios a través de la oración y puso toda su confianza en Él como su fuerte refugio, para esconderse del peligro bajo la sombra de las de Dios. La gracia de Dios es la demostración del amor de Dios que me da lo que no merezco, en cambio, la misericordia de Dios es la demostración del amor de Dios que no me da lo que merezco. La misericordia es la acción del amor fiel y firme de un Dios que no cambia Su interés por su pueblo (Os.2:19). Una de las razones de Su constante misericordia, son las bendiciones no merecidas que proceden de su benignidad

Una comunión profunda en Su Dios le llevo a una confianza plena en la Persona de Dios. David aprendió que todo lo que se necesita para lograr una vida protegida, está en buscar de Dios Su comunión, donde él podía ampararse bajo las sombras de las alas de las misericordias de Dios. David pudo decir esto porque sabía lo era tener comunión con Dios “La comunión intima de Jehová es con los que temen” (Sal.25:14). Hay muchos que piensan que la plenitud de la vida es comprando las “cosas” adecuadas, pero no hay “cosas” en esta vida que puedan traernos a esa plena comunión que sólo se haya en la presencia de Dios. La vida de David se veía rodeada de enemigos como “leones” hambrientos dispuesto a devorarle, pero allí en medio de la oscuridad y la confusión saco sus ojos de la hostilidad de los hombres para volcar su vida en oración y ruego al Dios Altísimo que cuida de sus hijos como hace una madre con sus polluelos.

Se ha dicho con razón que Dios creó al hombre y lo dejo incompleto por dentro en su corazón con la necesidad de una compañera, y también en su condición del alma vacía con la necesidad que le dio de sed de comunión con Dios. También se ha dicho que el alma del hombre tiene forma de Dios, porque sólo Dios la puede llenar. Por esta razón “sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida (Pr.4:23). No cosa fácil fijar el corazón en Dios cuando el corazón está lleno de ansiedades y de ambiciones. Las preocupaciones de la vida nos llevan a aparatar nuestra mirada de las promesas de Dios y de los que Él es capaz de hacer cuando lo llevamos todo en Su presencia en oración (Fil.4:6; Dn.9:17-18). Juan nos dice: “que nuestra comunión es verdaderamente con el Padre y con Su Hijo Jesucristo (1Jn.1:3-4). La comunión con Dios debe estar libre de idolatría, donde no puede a ver dos señores (Nm.18:20; 1 Co. 10:6, 1 Ts.1:9). La plenitud de la vida se haya viviendo en Su presencia en comunión Su Palabra y la oración. El salmista saco sus ojos de la confusión de este mundo para poner toda su confianza en el Dios de la gloria (v.5,11).
2.      El Refugio de David (v.1-3,5,11) 

El refugio del alma que confía en Dios no sólo está en su infinita misericordia sino también bajo el amparo de sus alas, quien le asegura protección como las aves se refugian bajo las alas de su madre. Las alas es una figura de los querubines que cubrían el trono de la gracia en el propiciatorio del arca del pacto, que simboliza la presencia y la protección de Dios (Éx.37:1-16; 17:8;36:7;61:4;63:7; 91:1,4). El único lugar donde el corazón estará seguro es bajo la cubierta de Sus alas. Es allí donde el alma se hace fuerte y donde el corazón se torna firme frente a los peligros de la vida. La sombra de Sus alas no solo da protección, sino también nos provee el calor y el cuidado necesario como lo haría un ave madre en su amor por sus polluelos. 

Las alas no sólo es un refugio del peligro, sino también un lugar de reposo para el alma que espera en Su protección (Sal.91:1-4). Cuando todas las bases de ayuda vana comienzan a derrumbarse, es en Dios que podemos tener el amparo seguro para el corazón que ha determinado con firmeza seguir cerca de Dios, que confiar en circunstancias favorables. Hay muchos que fijan sus deseos en las cosas de esta tierra, que mantener fijo sus convicciones en las cosas de arriba (Col.3:1-2). David no sólo se refugiaba bajo las alas de Dios, sino también bajo el Dios Altísimo que favorece a los que confían en Él (v.2). Es una declaración del alma que tiene su confianza en El Todopoderoso que hace posible Sus promesas. Su Palabra es garantizada por sus hechos, y Sus Promesas es garantizada sus dichos (v.3).

3.      La Resolución de David (v.6-11)
El corazón del salmista se despierta al alaba después de una noche oscura para cantar al Dios de la gloria por las bendiciones de su misericordia y de su poder manifestado en la liberación de sus enemigos (v.4-7). Después de la confianza y confusión viene el canto del corazón que ha estado refugiado en la presencia de Dios (v.1-3,7-11). Los planes del enemigo fueron aplastados por la manifestación del poder y la presencia de Dios sobre su siervo. El corazón del salmista se llena de canticos de alabanzas y de agradecimiento por las bendiciones de Su misericordia y de Su verdad a favor de su causa. Pero se requiere de un corazón fijo y determinado a confiar en Dios, para tomar la resolución de cantar al Dios de la gloria, sabiendo que “mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo” (1 Jn. 4:4).

El corazón David está pronto, “fijo está mi corazón, oh Dios, mi corazón está fijo” (V.M). La idea de un corazón estable y fijo, viene al alma que es sustentada por la gracia y sostenida por la verdad (v.8-10). La resolución de un corazón fijo en Dios siempre tendrá una canción para Dios, y no será removido por las pruebas de su confianza en Dios (Dn.1:8; Is.26:3; He.13:9; 1 P.1:2). La mejor manera de afirmar el corazón es atando el alma firmemente a la comunión con Dios. David estaba firme y confiado, no por la seguridad que le daba una cueva, sino por mantener firme su corazón que no hay nada desconocido para Dios que Él no pueda controlar. 

El corazón de David no sólo esta fijo en confianza, sino también en cantar salmos y alabanzas al Dios de la gloria. Un corazón agradecido por las bendiciones recibas no puede esperar que el alba le despierte, sino que él despierta al alba con canticos que llena su alma de alabanza y de agradecimiento por la intervención de la divina gracia y la gloria de la presencia de Dios en favor de los que tienen un corazón fijo en Dios. Al final de la prueba el salmista ya no ve su vida atrapada entre leones, sino que ve al Exaltado Dios enviando desde los cielos su libramiento de los enemigos (v.3, 11). No permitamos que ninguna nube de prueba oscurezca la manifestación de la gloria del Señor exaltado. La gloria de Su persona va más allá de nuestros problemas (Hch.16:23-25).

                                                           Alfonso Rojas, 23/3/2020   



Agradecemos a nuestro querido hermano por su aporte en este tiempo.

CONFIADOS EN SU SOBERANIA





A través de la historia del A.T Dios ha manifestado su soberanía de muchas maneras, primeramente, en referencia a su pueblo y en segundo lugar ha sus propósitos. Y entendamos bien estos dos aspectos. Dios ha manifestado su soberanía hacia y sobre su pueblo (Israel) en momentos críticos. Este manifestó su intervención, cuando Israel se encontraba asediado por faraón frente al mar Éxodo 14:14, 40 años después Moisés recuerda este evento en Deuteronomio 1:20. También en los 40 años de peregrinación de Israel Dios siempre tubo soberanía sobre su pueblo. 

Por otro lado, Dios fue soberano sobre su pueblo cuando este este era una plataforma de idolatría, es decir que cuando Israel se inclinaba hacia la idolatría o era indiferente a su gloria Dios intervenía. Hay dos elementos significativos en su historia. El primero, en tiempo de Saul el pueblo descuido sus deberes de adoración y perdieron el arca del pacto, y la gloria de Dios fue traspasada (el Icabot 1° Samuel 4:22). Luego después muchos años la gloria de Dios es retirada de Israel  (Ezequiel 10) como anticipo de lo que venía al pueblo como diciplina. También Dios demostró su soberanía frente a la intensificación de la idolatría he intervino para preservar su remanente y venir de manera impetuosa por medio de Nabudonosor para desterrar a su pueblo del lugar que Dios eligió como asiento de su gloria -Jerusalén-.

Estos eventos son muy importantes a la hora de ver a Dios como soberano, esto nos hace entender que Dios ha de manifestar su gloria por medio de su soberanía interviniendo en su pueblo cuando este es descuidado y cuando su andar expone al mundo un concepto deformado de Dios. Por esto Dios interviene desde su soberanía a veces para sustentar a su pueblo, para contenerle e incluso sostenerle, y otras veces interviene en su pueblo para juicio. 1° Pedro 4:15-19.

En estas circunstancias que estamos viviendo debemos confiar en su soberanía, pero bajo que parámetros, cuáles son las herramientas tangibles que nos impulsan a confiar en Dios. Bueno veamos algunas de ellas

1.       CONFIAMOS EN LA VERACIDAD DE SU PALABRA: esta nos muestra todas las intervenciones de Dios en la historia del hombre, en dos aspectos. Primero para manifestar su gloria y segundo para manifestar su plan. Su palabra nos da testimonio de estas dos cosas. Note el siguiente texto de Romanos 15:4

“Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que, por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza.  Pero el Dios de la paciencia y de la consolación os dé entre vosotros un mismo sentir según Cristo Jesús”

El texto el claro en cuanto a los que antes se escribió, -las cosas que se escribieron- esa palabra escribieron nos da la idea de presentación de antes, entonces Dios se encargó de mostrar de ante mano como es su actuar en nuestras vidas, pero principalmente en situaciones específicas. Salmos 32:8. Dios fija sus ojos sobre nosotros con el propósito de entender que nos sucede en nuestro interior y que sucede a nuestro alrededor. Eso es sabiduría según las escrituras, es lo que en las cartas de Pablo lo llama sobriedad 1° Tes 5:6. 1° Pedro 5:7-8.

2.       CONFIAMOS EN REALIDAD DE SU PRESENCIA: es indudable que la veracidad y la eficacia de su palabra no lleva a tener una comunión con él, pero además debemos saber que su presencia no nos falta, el siempre esta. Ahora veamos en el texto esta grandísima promesa que nos da el señor. Juan 16:33.

Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz.
En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”

Note el texto diciendo estas cosas he hablado esa frase esta en un tiempo del texto griego como lo que fue dicho permanece, tiene relación con lo que Cristo dijo de si mismo y sus palabras, siempre están y confirman la autenticidad de su persona, pero también confirman la autenticidad de sus propósitos y la veracidad de su presencia. Debemos confiar en su persona y eso nos traerá paz, para que en mi tengáis paz. También esto no nos hace evadir la realidad en el mundo tendréis aflicción. Y esto nos pone en perspectiva. Y por último no llama a confiar, ya que el en su soberanía redentora él ha vencido al mundo. Pero confiad, yo he vencido al mundo. Dios siempre esta, aun mas allá de nuestras circunstancias.

Entonces debemos tener en este tiempo dos fuertes pilares que nos han de sostener en estas circunstancias del COVID-19. Demos confiar en su palabra y confiar en su presencia que nos trae seguridad, esperanza y la convicción de su palabra y su persona. Dios no se condiciona por una pandemia, no se limita. Se revela en cualquiera sea la situación que atravesemos porque allí en momentos de mucha aflicción Dios revelara nuestra condición y quienes somos. De la misma manera que el revela nuestro ser, se revela a si mismo para darnos seguridad como pastor. ¿confía Ud en su Dios? ¿sabe Ud. que Dios no le deja como su hijo? Oremos para que en este tiempo podamos confiar en Dios siempre estando seguros de su palabra y de su presencia por siempre. Mateo 28:20

Mario Griguelo
25/03/2020